El sábado a las ocho de la mañana se cumplió la cita, comenzaban a llegar los ilustradores, marcaban su espacio con los primeros trazos de su ilustración, tomaban el espacio de ese gran formato fuera del estudio. Era el comienzo de una larga jornada, el plan era hacer el mural y terminarlo durante el mismo día. Aunque temíamos por las lluvias de mayo, ese día el sol estuvo tan de nuestro lado que hasta parecía domingo, estuvo tan a nuestro favor que todos terminamos bastante insolados. La pintura estaba por todos lados, casi hubiéramos pensado que por ese día sólo existían los colores de la paleta y ese blanco que resplandecía sobre nosotros hasta que se fue llenando de imágenes. Además del sol nos acompañó la buena onda de todos, la energía de actuar como un colectivo donde era importante lo que sucediera con cada una de sus partes. Y es que cuando vemos el mural que ahora está listo, como un regalo para la ciudad, vemos que todo en él se complementa y se conecta entre sí. Gracias a todos los que estuvieron aquí, ilustradores, familiares, amigos pintando, apoyando, disfrutando en esta fiesta de todos. ¡Que sea el primero de muchos encuentros para la creación!
